HALSTON: SEXO, DROGAS & FASHION LAW

HALSTON: SEXO, DROGAS & FASHION LAW

Recién el pasado 14 de mayo se estrenó en Netflix la miniserie HALSTON, protagonizada por Ewan McGregor, quien en apenas cinco capítulos, encarna magistralmente al que fuese un auténtico ícono de la industria de la moda en los Estados Unidos, en una historia basada en el libro de Steven Gaines, “Simplemente Halston”, enfocada en su ascenso y caída. 

Referirse al camino que transitó Halston, desde su primer gran momento como diseñador de sombreros para Bergdorf Goodman, cuando se puso en el mapa de la gran moda gracias a Jacqueline Kennedy, hasta la pérdida de su activo más importante, que era justamente su nombre y en consecuencia su marca, sería imposible sin pasearse por las referencias a su vida sexual desenfrenada, así como a la espiral destructiva a la que lo condujo el consumo de cocaína, en una era marcada por los excesos, donde la ausencia de límites que podía verse en un Studio 54, era lo normal de entonces.

Pero más allá del desenfreno, Halston tomó algunas decisiones muy importantes en su negocio, que bien pueden servir de referencia a cualquiera que esté vinculado a la compleja y fascinante industria de la moda, todas las cuales son reflejadas inevitablemente en la miniserie. 

El pecado original se hizo presente cuando Halston enfrentó la típica decisión de hacer viable el desarrollo del negocio y su crecimiento, cuando si bien ya se había convertido en un diseñador reconocido y aclamado, su éxito económico no iba necesariamente a la par, lo que le condujo a aceptar la oferta de Norton Simon de adquirir su operación, bajo la promesa de llevarle a la cima, no solo de la fama, sino también económica. 

Halston al igual que muchos diseñadores en ascenso en busca de financiar sus sueños de crecer y posicionarse en la preferencia de su pública target, sucumbió a la voracidad normal del inversionista, cediendo la totalidad del control de su empresa, lo cual resulta siempre en extremo peligroso, pues dificilmente los intereses de diseñador e inversionista se mantendrán alineados, como en efecto terminó siendo el caso, donde Norton Simon, lógicamente solo estaba interesado en aumentar sus ventas a costa de lo que fuese, al punto de que lo comenzó como una marca de referencia a la par de los más grandes diseñadores, terminó en los anaqueles de una tienda masiva como JC Penney. Poniéndolo en perspectiva, imaginemos productos Louis Vuitton a la venta en las tiendas Target. 

Fue así entonces como luego de muchos desacuerdos marcados por los propios desastres personales del diseñador y su lógica y natural resistencia y desánimo por la decadencia que para él suponía el que su marca estuviese en los racks de tiendas masivas, todo derivó en su exclusión de la empresa y la pérdida del derecho a usar su propio nombre. 

Casos como el de Halston abundan en la industria de la moda, pues los inversionistas suelen tener ventajas importantes a la hora de negociar los contratos que garanticen y protejan su inversión, lo cual a fin de cuentas es justo para quien asume riesgos. Sin embargo, negociar teniendo presente la importancia y valor de la marca, sobre todo cuando esa marca es el nombre del diseñador,   también es justo, y al final, todo debe traducirse en reflejar la mejor compensación posible, para cualquiera que sea que pierda el control luego de un conflicto. De hecho, en una de las últimas escenas de la serie, Halston expresó al reencontrarse con su buen amigo Joe Eula, que sabía que había cedido su nombre por un precio muy bajo, porque estaría dispuesto a pagar el doble por recuperarlo.

El Derecho de la Moda o Fashion Law, ofrece hoy a los diseñadores, inversionistas y en general a todos quienes estén vinculados a la industria, las herramientas para anticipar finales infelices como el de Halston, y es que si bien el Derecho no pone freno a las decisiones y conductas de cada quien, si se ocupa de prever las consecuencias y resultados derivados de las conductas y decisiones de cada quien. El inversionista, generalmente estará bien asesorado, y por tanto el diseñador está obligado igualmente a interesarse en conocer con debido detalle el alcance de lo que sea que firme y acepte para catapultarse a la fama. 

Cástor González Escobar | Socio en GR LEX AMERICAS | castor@grlexaemericas.com

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